Skip links

La educación STEM y el desarrollo de habilidades

Por: Constanza Azzolina

 

La educación STEM puede integrarse tanto al espacio escolar, como extracurricular, o no formal. También se puede trabajar informalmente en el hogar, y muchos cuidadores se proponen seriamente abordar contenidos y estrategias STEM desde el hogar, poniendo en práctica sus conocimientos o apoyados de materiales ya diseñados por especialistas. En todos los casos, hay varios desafíos a definir, como ser: si usar contenidos diseñados o diseñarlos, la formación de quien cumple el rol de guía o educador, y la evaluación de los aprendizajes o del desarrollo de competencias. 

En la educación STEM integrada (de al menos dos de las 4 letras de la sigla: ciencia, tecnología, ingeniería y matemática), nos proponemos el desarrollo de habilidades y competencias (que implica aplicar las habilidades a distintos contextos, desplegando actitudes, valores y tomando decisiones), conectadas con la formación de agentes de cambio para una ciudadanía del siglo XXI. Esto nos impone el enorme desafío de elegir las competencias a trabajar, de diseñar la experiencia de aprendizaje de tal modo que se pongan en juego habilidades clave, y luego promover el ejercicio y la práctica vivencial, en entornos seguros (emocional y físicamente) y activos desde lo pedagógico. 

En un entorno de educación STEM integrado, activo, seguro, que apunte al desarrollo integral de los  las jóvenes, se pueden desarrollar al menos los siguientes tipos de habilidades:

  • Habilidades STEM (habilidades de observación, de pensar hipótesis, de llevar adelante un procedimiento científico o de diseño, de comunicar un resultado).
  • Habilidades Socioemocionales o SEL (autorregulación, relaciones con pares y adultos, autopercepción, visión a futuro, emociones positivas, etc).
  • Otras habilidades del Siglo XXI (pensamiento crítico, resolución de problemas, etc).
  • Conocimientos STEM y sobre las disciplinas STEM (vinculados a lo curricular).

Aquí haremos eje en las habilidades del siglo XXI, que pensamos deben tenerse en cuenta en cualquier estrategia de educación STEM, y que integran de algún modo a las demás. Las dividiremos en los siguientes ejes:

Alfabetizaciones básicas: son aquellas que debemos desarrollar como base para que puedan andamiarse adecuadamente el resto de las habilidades. Esto no supone que deban darse todas o que el desarrollo sea completo, pero sí que debemos atender a ellas. Las claves para que el resto pueda darse son el lenguaje oral y escrito y la matemática, pero cada vez más se hace más fundamental complejizar el entramado formativo.

Competencias: son habilidades que podemos usar en distintos contextos y que forman parte del modo en que pensamos, operamos y tomamos decisiones sobre nosotros mismos y el mundo. Las que detectamos como claves son:

Habilidades para la vida: aquí incluimos las habilidades socioemocionales, que incluyen valores y el motor de acción que nos puede transformar en agentes de cambio. También podemos sumar la habilidad de aprender a aprender, fundamental para adaptarnos a un mundo cambiante, pero también a crear y a aportar activamente a su construcción. 

 

Al momento de diseñar nuestra estrategia educativa STEM, es fundamental evaluar aprendizajes, en especial de proceso o evaluación formativa, que nos permita hacer ajustes. También sería adecuado realizar evaluación de resultados, pero no necesariamente de inmediato. 

La evaluación de resultados puede o no ser experimental (tener un grupo control y otro de tratamiento). Se recomienda emprender una evaluación experimental luego de 3 años de implementación, para asegurar que el modelo está afianzado y los recursos humanos ya pasaron su curva básica de crecimiento.